Había comprado con mi chico un terreno y nuestra ilusión era construirnos una casa…cuando lo logramos, después de cierto tiempo, nuestra relación comenzó a torcerse.
Él empezó a estar siempre enfadado, y no sabíamos la razón. Sin embargo, yo sentía que, de alguna forma “loca”, la casa tenía que ver con aquel cambio en él.
Me di cuenta de que aquel lugar que con tanto amor habíamos construido no le hacía feliz. Así que un buen día se marchó. Todo nuestro proyecto de vida había muerto.
Esa intuición hizo que comenzara a investigar cómo los espacios influyen en la vida de las personas, y un buen día leyendo una de las miles de revistas que compraba sobre decoración, apareció el Feng Shui.
Allí estaba. La confirmación de mi sospecha era cierta…
En aquel momento comencé a estudiar, hice todos los cursos que había en el mercado, con los mejores maestros del mundo…invertí mucho tiempo, dinero y esfuerzo en aprender y practicar.
Me decanté por la rama del Feng Shui más científico, ya que había una vertiente importante basada en lo espiritual que no me convencía, y para ser honesta, todo lo que ponía en práctica usando esa vertiente no me funcionaba.
Al mismo tiempo aprendí sobre ventas, captación y gestión de clientes.
De esa forma, paso a paso, fui experimentando, consiguiendo clientes y creando mi propio método de trabajo, en el que se une el Feng shui más riguroso y científico, con la gestión empresarial y de marketing.
Gracias a este método, llevo más de 10 años viviendo 100% del Feng Shui.